Coqueta por naturaleza, a los treinta años comencé a notar
flacidez en mi piel. Preocupada por la idea de envejecer antes de tiempo, empecé a investigar en España, mi país de origen.
Al no encontrar soluciones que me convencieran, comencé a viajar. Tailandia, China, Japón y Bali se convirtieron en mis primeros destinos de exploración.
Desde meditación vipassana hasta masaje tailandés, masajes faciales con piedra de jade o reflexología facial en Chiang Mai, la escuela de Nuad Boran, mi interés por el enfoque holístico de la belleza en Asia me llevó a certificarme como profesora de Yoga Pranala y meditación por la Yoga Alliance, entre otros.
Durante mis años de formación, también viajé a Nueva York para formarme con Annalise Hagen, pionera de esta disciplina en Estados Unidos.
El tiempo y el diseño de una metodología propia me han llevado a impartir mis propios cursos en ciudades lejanas como Londres, París o Dubai, y otras más cercanas y queridas como Formentera, Madrid, Sevilla, Valencia o las Islas Canarias, mi lugar de origen.
El Yoga Facial es mi pasión, mi vocación y mi medio de vida. Dedicar mi tiempo a cuidar, ampliar y compartir mis conocimientos en favor de la belleza es mi motor; leer los testimonios de personas que me escriben para contarme cómo Facial Yoga Plan les ha devuelto la motivación, la energía y el deseo de cuidarse, la prueba de que la belleza se entrena, es para todos y es natural.
